Bendito sea el sello de los sobres
de las cartas que llegan de tus manos,
el mate dulcecito de los pobres,
los circos donde crecen los enanos,
benditos sean los tangos casi eternos
que cantamos ladrándole a la luna
la tinta derramada en mis cuadernos,
las risitas de llamada inoportuna,
benditos sean los besos expropiados
a los labios que sobrios se han negado,
el porrito y el porrón, la damajuana,
las monjitas de voz pecaminosa,
las buenas vecinitas generosas
que se cambian la ropa en la ventana.